La añoranza de la Princesa de Fuego 2

Erase una vez en un lejano, pero muy lejano país, vivía una Princesa cuyos ojos al más mínimo contratiempo o enfado desprendía fuego.

Un fuego tal que aún cuentan como más de un caballero que había pretendido cortejarla había huido achicharrado dentro de su armadura.

Tal era su poder que el Reino era inhóspito y yermo sin que nadie osara a entrar en él. Sus habitantes vivían escondidos temiendo la ira de la Princesa y su fuego abrasador.

Pero un día, por la Calzada Real, apareció una furgoneta que conducía un intrépido y desesperado vendedor de productos congelados.

Este, que apenas había vendido nada, temía que lo despidieran por no llegar a los objetivos que le habían marcado.

A pesar del aspecto que presentaba el paisaje él estaba decidido a hacer las ventas que necesitaba para seguir manteniendo su trabajo.

En estas llegó al castillo y, con su gorra y su catálogo en la mano, llamó a su puerta…

+ Muy buenos días ¿Está la señora de la…? ¡Coño que me quemo!

Dijo mientras el catálogo ardía transformado en pavesas y él huía despavorido.

Pero nuestro vendedor, al llegar a la furgoneta, comprendió que aquella era su última oportunidad y armándose de valor cogió otro catálogo, un regalo para apoyar su venta y volvió a llamar a la puerta.

+ Buenos días otra vez, no podrá negarse a esta maravillosa oferta que le…

Y en estas algo rebotó contra él esparciendo llamas. Entre estas acertó a ver a una joven atontada que desprendía fuego por sus ojos mientras todo ardía a su alrededor. Su regalo, un plato de cerámica de la famosa fábrica de los Reales Sitios, había hecho que rebotaran las llamas de la Princesa hacia ella.

Pero eso él no podía saberlo así que, volviendo otra vez raudo a su furgoneta, cogió dos cajas de los "Famosos bombones helados almendrados de chocolate y vainilla, en presentación de una docena más dos de regalo, con contenido mínimo en azúcar, sin gluten y elaborados solo con ingredientes naturales" y corrió hacia la chica.

Esta, más enfadada que nunca, se dirigía a él deseando carbonizarlo.

Nuestro valiente héroe, asustado, empezó a lanzarle uno tras otro cada uno de los bombones helados que se derretían contra la Princesa.

Cuando ya terminaba con la segunda caja resbaló y vió como aquel monstruo de vainilla y chocolate se precipitaba sobre él.

Nada podía salvarlo y entonces la Princesa abrió su boca para con un grito desintegrarlo y…

+ Chup, chup… está bueno esto. Dime desgraciado ¿Qué-es-esto?

Son nuestros muy famosos, sanos, deliciosos y saludables bombones de chocolate y vainilla almendrado, delicia de todos los niños, que ho, para usted y sólo para usted, se encuentran en oferta con el maravilloso plato de cerámica...

Y así fue como aquella Princesa dejó de ser la Princesa de Fuego para ser conocida como la Princesa Golosa y aquel reino fue feliz

Tanto como nuestro vendedor que llegó a ser Director de su Zona de ventas.

Y comieron ensaladilla rusa y croquetas que les gustaban mucho (de la empresa de nuestro vendedor claro).

Y no, no se casaron porque eso solo pasa en los cuentos.

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