La Traición

Tembló el marco de la puerta tanto como su propia alma cuando él salió abandonándola a su suerte.

El mundo se había roto para los dos y solo las lágrimas de ambos hacían juego, unas por rabia y otras por miedo.

Rabia por lo que había hecho, hiriéndole en lo más hondo de su alma. Miedo por perderlo, porque le quería y el precio de su idiotez solo era pareja al precio de su desdicha.

El engaño de verla allí, encima de su propia cama, sintiéndose engañado hasta el extremo.

-Yo soy del Betis “mi arma”, ese regalo de la camiseta del Sevilla es una "puñalá".

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