El Iluso

Hacía calor, mucho, que por algo era verano.

Caminaba por aquel paseo que reverberaba en todos y cada uno de sus adoquines. 

Buscaba quién sabe qué, algo original, sencillo, pequeño y que reflejara mis intenciones. Yo la quería y quería demostrárselo. Tenía su imagen, su espalda morena que insinuaba al mar lo que yo no podía ver. 

Era mía, me la había enviado y me seducía.

Treinta y muchas tiendas, veintipocos puestos, mil ideas y ninguna me convencía...Alguna conclusión tenía.

Y entonces la ví y ví lo tonto que a veces estoy. 

Ni era mi imagen ni ella había querido que lo fuera. Solo era el primero en verla.

Se me fueron las ideas, se me olvidaron las tiendas y los puestos. 

Debo de pensar en lo que soy y no en lo que no tengo. 

Debo de dejar de imaginar tonterías, de no suponer lo supuesto. 

Si me quiere es una cosa, si me lo demuestra otra.

Imaginar los detalles cuesta, romper la ilusión, eso, no cuesta.


 

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