La Musa

De su rincón oculto apenas ataviada con su cuerpo salía mi Musa. 

Ella tan sosegada, dulce y cariñosa te envolvía como el aire en una noche cálida, dándote el frescor y el placer preciso con un leve escalofrío. 

Nunca la llamaba y no sé cuando acudía pero siempre lo hacía, fiel a su cita, dejándome embelesado en mis pensamientos, sacando las palabras de mi cabeza a mis dedos... 

A veces triste, a veces enamoradizo, a veces alegre, otras guasón y otras irónico, había veces que hasta gracioso. 

Así me hablaba mi Musa de palabras tranquilas, risueñas y precisas desde el silencio, solo a mí.

No sé si saltará algún día a ocupar más espacio en mi vida o simplemente desaparecerá y no volverá a salir de su rincón.

Es de esos placeres, esas cosas buenas de la vida que prefieres no pensar que pueden desaparecer, solo las disfrutas.

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