Derecho de admisión

A mi corazón no se entra a cambiarlo como quien cambia un salón, no se le piden exigencias solo se le pide amor.

No se muda, ni se ordena, ni se le gruñe, ni se le llena de amargura, ni de tragedias, ni de celos.

Aquí se entra con amor para disfrutar del tiempo, de la vida y del cariño, del deseo y la alegría.

¿Quién te dijo que podías entrar a cambiar mi vida para hacerla tuya y como tú querías?

Hay derecho de admisión y derecho de amor.


 

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