TODO CUENTOS E HISTORIAS

Lo que me pareció un aventura me conquistó para siempre. No debí mirar la sonrisa de tus ojos, no debí seguirte mientras las calles se derretían a tu paso. No debí besarte. Debí de hacerte caso pero no pude, me advertiste que no me enganchara pero ¿Qué quieres? La razón casa poco con tu piel y menos con tus besos.

Ni eras consciente de cómo calaba tu sonrisa en el alma, ni tampoco lo que producía la cercanía de tu cuerpo. Cada vez que hablabas rompías una defensa. Con cada gesto callabas mi conciencia. Cuando me mostrabas cómo eras, sin ambages, me hacías tuyo sin apenas esfuerzo.

Me mostrabas tu vida, tus ideas, tus gustos, tus sensaciones y yo pensaba lo bobo que era a tu lado, porque una mujer como tú pasa una vez en el vida, esa vida tan complicada que ponía letreros de advertencia en tu boca y que me gritaba que yo no podría disfrutar de tí más allá de una noche.

No, no eres complicada, ni loca, ni cuesta estar contigo. Me gusta el desorden que has hecho en mi vida, como lo has revuelto todo por un rato o para siempre, quién sabe…

Lo siento, siento mucho no poder dejar de mirarte ni de pensar en tí. Intentaré no hacerlo, lo prometo, no te asustes.  Es que a mí, por muchas palabras que ponga, solo me cabe un sentimiento.

Me ha extrañado mucho encontrar estas dos noches el frío en mi cama añorando el calor que nunca tuve. Me ha costado la misma vida no mirarte, no darte la mano, no abrazarte, dejar todos los grafismos en tu cuerpo y en tí.

Prometo darte la felicidad en la distancia, hacerte feliz con mis palabras o con lo que necesites.  Si algún día volvemos a encontrarnos cara a cara, piel a piel prometo amarte, si me dejas…

“De qué callada manera se me acerca usted sonriendo, como si fuera la primavera…”

Malditas canciones que te hacen recordar lo imposible y absurdo que es querer sin tiempo, malditas las normas que prohíben todo a base de convencionalismos… ¿No te conozco? Já ¿No puedo quererte? Si, claro que puedo.