EL Alzheimer

Desde que se perdía en la niebla ella se negaba a abandonarlo.

Salía una y otra vez trayéndolo de la mano a la realidad.

Ahogaba sus penas envolviéndolas en sonrisas, le daba el amor sin medida, sin escatimar en cariño, ni en besos, ni en caricias.

Poco importaba que su cuerpo no fuera el mismo ni que su cara mostrara más arrugas ¡Qué le importaba a ella si lo quería!

Feliz cumpleaños juntos, una vez más.

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