Qué difícil es contar las historias que se sienten y que no se expresan, aquellas que tu boca es incapaz de lanzar a los cuatro vientos por felices o por tristes, por discreción u orgullo... sólo por no contarlas.
Mi corazón siempre ocupado, siempre lleno, por amores, cariños y deseos.
¿Por cuantas historias? Menos de las que piensas y menos aún las que voy a contar.
Es como una casa vieja llena de recuerdos que se quedan y que no se van por mucho que cambies los muebles de ella. Un trastero en el corazón para amantes imposibles y amores acabados. Una sala con lo mejor de cada uno y los que quedan... y los que llegarán.
Solo confesaré quien queda: Quien siempre ha estado y quien lo ocupó después de años, con quien me iría como un espartano a las Termópilas. Sin preguntar, sin pedir nada, escudo contra escudo mirándonos y esperando a la vida sin movernos del sitio.
Como amigos o como amantes, qué más da mientras la tenga a mi lado.
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