Decidí ser tú amigo y no tu amante el día que, viendo tu pecho, preferí no hacer remolinos con mis dedos alrededor de tu cuerpo y sí hacerlos alrededor de tu alma.
Luego la vida te lo arrancó y ni a tí ni a mí nos importó, porque sabíamos que éramos mucho más que dos cuerpos amándose, éramos dos en uno y la vida por delante.
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