Poco imaginaba ella que en medio de la noche alguien se presentara solo para conquistarla, si es que desearla era conquistarla.
Cruzar su cara con aquella bofetada tras su caricia no había hecho más que excitarla.
De un modo inexplicable, que no deseaba... conscientemente.
Nunca pensó que la vainilla fuera para ella, desde esa noche, nada más que un helado.
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